
- Editorial:
- PROMOCIÓN POPULAR CRISTIANA
- Año de edición:
- 2025
- Materia
- Religión católica
- ISBN:
- 978-84-288-4283-9
- Páginas:
- 200
- Encuadernación:
- Rústica
- Colección:
- Sauce
SAL Y PIMIENTA EN LA VIDA CONSAGRADA
SIN COMPLEJOS
FERNANDEZ BARRAJON, ALEJANDRO
Preámbulo, Rebeca Sosa
1. Hablando de la vocación consagrada
¿Qué es la vocación consagrada?
Una manera de mirar
Vamos a ver
Saber mirar con el corazón
Todos tenemos un camino
2. Un intento de justificación
3. Vida consagrada, sal y pimienta
4. El sabor que la vida consagrada regala
5. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo
6. La pimienta que espolvorea sobre la Iglesia
La vida consagrada y la naturaleza
La vida consagrada necesita reconciliación
7. Con los pies sucios
Somos hijos de la Pascua
8. Cristo, compañero de camino
9. Tenemos los pies sucios del camino
10. No queremos volver a Emaús. Jerusalén nos aguarda
11. Una experiencia que nos marca para marcar
12. Todos nuestros sentidos han intervenido en esta elección
13. Si Jesús lo ha hecho con nosotros, ¿qué debemos hacer nosotros?
14. Nuestra consagración significa lavar los pies y sumar
15. Un nuevo camino que recorrer con Jesús
16. Estamos aquí para comenzar de nuevo
17. Vamos a lavarnos los pies unos#a otros
La vocación de la Iglesia en la actualidad
Fomentar la civilización del amor
La sinodalidad
Recuperar su «autoridad»
La mirada optimista. La confianza
La acogida sin discriminación. Madre o madrastra
La nueva evangelización
La referencia a lo absoluto
La llamada a la conversión
El compromiso con el Reino (no tanto con la institución)
La llamada a las fronteras. Los descartados
Algunos indicios preocupantes
La falta de discernimiento
La falta de credibilidad
La ruptura en la transmisión de la fe
Los graves escándalos
Un excesivo clericalismo con poca enmienda
La mirada atrás. Nostalgia de otros tiempos
El síndrome del corredor cansado
El papel de la mujer
Ante los grupos marginados
Preguntas
El desafío vocacional
Encuentro con el impacto
La experiencia de vivir
Vivir como dueños
Vivir como esclavos
Vivir como huéspedes
Vivir como peregrinos
Vivir como extraños
Vivir como dioses
Vivir como hijos
Encuentro con uno mismo
Mi historia
Mi cuerpo
Mis sentimientos
Mi sexualidad
Mi agresividad
Mis complejos
Mis talentos
Mi comunicación
Mis metas
Mis valores
Mi libertad
Mi enfermedad. Mi dolor
Mi pecado
Encuentro con los demás
Mi amor
Mi amistad
Mi diálogo
Mi empatía
Mi perdón
Mi comunidad
Mi entrega
Encuentro con la naturaleza
Mi experiencia
Gozos y miedos
Tiempo de reconciliación
Encuentro con Dios
Mi vivencia
Mi oración
Jesucristo
Mi Iglesia
Mi comunidad-congregación
La misión
La vida consagrada, una experiencia de encuentro
18. La vida consagrada en la modernidad
Está pasando el tren de la modernidad
El órdago de la modernidad a la vida consagrada
Buscar el sentido, una responsabilidad
No todo lo que ha tenido sentido lo tiene en la actualidad
Una vida consagrada de los mayores y para ellos
Una vida consagrada de los jóvenes y para los jóvenes
Una vida consagrada para los adultos que hacen de puente
¿Qué sigue teniendo sentido y qué lo ha perdido?
El discernimiento necesario para crecer
Una vida consagrada que se jubila y otra que bosteza
El ADN de la vida consagrada
Que la vida consagrada tenga sentido depende de nuestros sentidos
Las mejores bazas que puede jugar hoy la vida consagrada y ganarlas
Una vida consagrada más hacia fuera y menos arropada institucionalmente
Que potencie la libertad personal y la responsabilidad
Que se aleje de esquemas protectores que generan dependencias
Que sea más libre, más espontánea y haga lecturas nuevas de los carismas
¿Puede aportar algo novedoso la vida consagrada a la novedad?
Estamos de mudanza
La vida consagrada aporta un sabor especial a la vida cristiana y al caminar de la Iglesia. Es el aderezo necesario para que el seguimiento de Jesús esté en su justo sabor, el sabor mordiente. Sal que aporte un sabor nuevo. «Vosotros sois la sal de la tierra; si la sal se vuelve sosa, con qué la salarán; solo sirve para ser tirada fuera y que la pise la gente». Evidentemente, la vida consagrada no es la vida de la Iglesia, pero sí su sabor, o al menos lo que confiere un sabor especial. Pimienta que destaque su condición profética. La vida consagrada no está para templar gaitas; está para provocar, para despertar conciencias, para subrayar la radicalidad del seguimiento de Jesús. Optar por la vida consagrada significa abrazar el Evangelio con toda su mordiente, con pasión, con exageración.